Hay que crear la figura del profesor europeo
La UE pierde investigadores y docentes de primer nivel por la regulación excesiva y la escasez de recursos de sus instituciones. La deriva de Trump es una oportunidad para atraer talento global

A lo largo del último siglo, la historia del liderazgo científico estadounidense es, en muchos sentidos, una historia de migración europea. Entre 1901 y 1939, alrededor del 72% de los galardonados con el premio Nobel en disciplinas científicas habían nacido en Europa. Con el ascenso del fascismo y el inminente estallido de la guerra, muchas de las mentes más brillantes de Europa cruzaron el Atlántico: Einstein, von Neumann, Fermi, Arendt, Hayek, por nombrar unas pocas. Las universidades estadounidens...
A lo largo del último siglo, la historia del liderazgo científico estadounidense es, en muchos sentidos, una historia de migración europea. Entre 1901 y 1939, alrededor del 72% de los galardonados con el premio Nobel en disciplinas científicas habían nacido en Europa. Con el ascenso del fascismo y el inminente estallido de la guerra, muchas de las mentes más brillantes de Europa cruzaron el Atlántico: Einstein, von Neumann, Fermi, Arendt, Hayek, por nombrar unas pocas. Las universidades estadounidenses ofrecieron refugio, financiación, libertad académica y flexibilidad institucional. Princeton, Chicago, MIT y Caltech se convirtieron en potencias mundiales y, ya en la década de 1960, aproximadamente la mitad de los Nobel científicos que residían en EE UU en el momento de su galardón habían nacido en Europa.
Europa sigue perdiendo investigadores de primer nivel, debido con frecuencia a limitaciones de gobernanza, regulación excesiva y recursos financieros limitados. La UE cuenta con un sistema de educación superior que funciona bien en general, pero tiene pocas instituciones en la frontera de la investigación. Según el Índice Nature de 2024, solo tres instituciones de la UE (incluidas universidades) se sitúan entre las 50 mejores del mundo. En comparación, Norteamérica tiene 19 y China 22.
El Índice muestra asimismo que a la posición de la UE en la investigación de frontera la desafía no solo EE UU, sino también el ascenso de China como superpotencia académica: en apenas dos décadas, China ha incrementado notablemente su producción científica y de patentes, impulsando a varias de sus instituciones hacia la élite mundial. Su éxito es el resultado de una estrategia bien pensada y persistente, centrada en ofrecer incentivos para repatriar a sus mejores académicos y crear un entorno que compita con los mejores del mundo. La experiencia china no solo supone un desafío para Europa; también ofrece lecciones valiosas y demuestra que un progreso rápido es posible.
Las ventajas históricas de EE UU se están viendo ahora erosionadas por la polarización política, disputas legales sobre la gobernanza académica, políticas migratorias impredecibles y una creciente incertidumbre en la financiación federal. Es un hecho lamentable pero brinda a Europa —por su imperio de la ley y su bien establecida libertad académica— una oportunidad única para modificar el flujo y constituirse en un imán para el talento global. Diversas instituciones académicas y responsables políticos han expresado la importancia de actuar de forma inmediata. Sin embargo, sin una estrategia coordinada y a largo plazo de la UE, los esfuerzos fragmentados se quedarán cortos.
El Informe Draghi esboza esta estrategia, como parte del objetivo más amplio de potenciar la competitividad de Europa. Sugiere aprovechar el ejemplo y la estructura del Consejo Europeo de Investigación (ERC), una institución que ha construido una sólida reputación gracias a su enfoque en la excelencia y a sus sistemas de evaluación rigurosos. El Informe plantea tres recomendaciones estructurales y complementarias para promover la atracción de talento e impulsar la calidad en la academia europea. Sería deseable que se incorporaran a las perspectivas financieras de la UE para 2028–2034, actualmente en preparación.
En primer lugar el Informe propone fortalecer el ERC. Actualmente el ERC financia proyectos de investigación de frontera liderados por investigadores de alto nivel durante un período de cinco años, pero el programa no aprovecha todo su potencial: no llega a suficientes investigadores. Doblar el presupuesto del ERC para financiar el doble de beneficiarios fortalecería las externalidades positivas del programa.
En segundo lugar, se debe atraer de forma permanente a científicos de referencia mundial. Solo así serán polos de atracción para otros talentos de primer nivel. En la actualidad, la mayoría de las instituciones europeas de investigación son financiadas con fondos públicos y tienen dificultades para ofrecer paquetes retributivos lo suficientemente competitivos como para atraer o retener a líderes académicos globales, especialmente en Estados miembros de la UE de menores ingresos. Para abordar esta situación, el Informe Draghi recomienda introducir la figura del Profesor UE: un académico de reputación global excepcional, contratado formalmente como funcionario europeo y con el mismo trato que otros empleados comparables de la UE. La selección debería hacerse conforme a la metodología probada del ERC. La asignación se basaría en una “doble coincidencia de preferencias”: el profesor UE elige una institución de investigación que acepta incorporarlo a sus filas. Este procedimiento crea condiciones equitativas y puede fortalecer a las instituciones dispuestas a emprender un camino hacia la excelencia académica a escala mundial.
En tercer lugar, para fomentar la aparición de instituciones europeas líderes, donde una masa crítica de talento trabaja en proximidad física, la UE debería también desplegar un nuevo programa: ERC para Instituciones (ERC-I). A diferencia del marco actual del Horizonte Europa, el ERC-I apoyaría centros de investigación específicos, laboratorios o departamentos. El ERC-I debería comprometer financiación plurianual, sujeta a revisiones formales, para así garantizar tanto la ambición como la rendición de cuentas. La iniciativa francesa LabEx ofrece un modelo prometedor.
Durante buena parte del último siglo, América ha atraído talento extranjero. Europa tiene ahora la oportunidad más favorable en una generación para modificar el equilibrio. Las condiciones están dadas, y las ideas están sobre la mesa. Solo nos resta la voluntad política de actuar con rapidez y la paciencia estratégica para mantener el rumbo.